'Nada más profundo que la piel'

 

Una cereza posee una membrana, como una piel que separa el néctar dulce del exterior, una especie de película protectora.

Hay formas que crecen como una planta en una maceta, precisan de cierta atención, sus raíces se ocultan y adaptan al recipiente absorbiendo los nutrientes, mientras que otra parte se mueve hacia la luz. Trato de desarrollar mis piezas a modo de injertos, como una técnica artesanal en la que una porción de tejido procedente de una planta se une a otra ya asentada de modo que ambas crezcan como un único organismo. Materialidades dispares que se acercan unas a otras, modificando las distancias como en un juego de encuentro y seducción.

A veces trato de rebelarme en los objetos de mis propias incapacidades, como si el hecho superficial no terminara de resolver lo que interiormente anhelo como necesario, un deseo de partida que negocia a través de un objeto algún tipo de respuesta. De tal forma que los resultados se convierten en una acumulación de intentos, y cada intento en otro que trata de ser más preciso en alcanzar una condición más afinada. Me gustaría poder calcular lo que pierdo o gano en cada obra pero me sobrepasa. Sólo encuentro sentido a las cosas cuando se convierten en hechos, como si en voz baja fueran dando claves hasta desbordar una conexión, al fin y al cabo el injerto sólo es posible entre especies más o menos estrechamente relacionadas.