El Jardín era tan bonito que ella tuvo miedo del Infierno
El título de la exposición, El Jardín era tan bonito que ella tuvo miedo del Infierno, podría desviarnos del camino. Está tomado de un relato breve de Clarice Lispector, escritora rebelde de monólogos interiores. Sentada en un exuberante Jardín botánico, aún afectada por su desafortunado encuentro con un ciego en un autobús, Ana, la protagonista de Amor, descubre “que pertenece a la parte fuerte del mundo”, percibe la opresión de los límites de la moral y de la existencia burguesa, que tiende a simplificar, reducir, controlar.
La naturaleza retratada en las fotografías y footages de Vincenzo Castella es justamente la naturaleza coleccionada, crecida en cautividad, domesticada.
La sensibilidad moderna, desde el pensamiento científico del siglo XVII, pasando por el Romanticismo europeo, funciona por separación y por dualismo: por un lado, el sujeto, el humano que observa; por otro la naturaleza, el objeto de observación.
Las modernas colecciones botánicas son inseparables de las rutas de comercio entre Europa y las colonias orientales o las americanas. Éstas representan todo el entramado perverso entre colonialismo y conocimiento científico. También el museo moderno está basado, precisamente, en la relación de la naturaleza con el arte y con la historia, neutralizadas en el nombre de las ciencias naturales.
Pero la ciencia no es una disciplina neutral: el proceso de objetivación está activo tanto en la construcción de la idea de naturaleza (naturaleza-objeto) como en la creación de la idea de raza (humano-objeto), del patriarcado (mujer-objeto) y de la definición binaria de la identidad de género.
En estas fotografías, la relación sujeto-objeto es cuestionada mediante una aproximación excesiva que, pese a todo, permite una visión de conjunto. La máquina fotográfica se sitúa en medio de las plantas. La lente crea un halo circular en torno al centro del enfoque, el Halo 22º, un fenómeno óptico que aparece en torno al Sol o a la Luna y, a veces, en torno a otras fuertes fuentes luminosas.
“Inventarios botánicos, fragmentos de naturaleza: ¿qué valor tiene la representación en la historia del arte? ¿Funciona todavía?”
Las fotografías de Castella tienden a anular la relación sujetoobjeto, unen trozos de realidad, crean un imaginario, sostienen la imaginación.
Recurren constantemente a la ambigüedad típica del lenguaje poético, que permite duplicar el modelo de complejidad.
Nacen en un tiempo y en una situación concreta: se refieren al presente, no la eternidad.
Salvatore Lacagnina
Exposición Vincenzo Castella
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