AROL ART

AROL ART - The Piece

Biografía del Artista: Nacido en Mar del Plata, Buenos Aires, Argentina. Entre lápices y Legos, tuvo claro que la creatividad era tan necesaria para él como respirar. Adolescente, rodeado de vinilos y guitarras, comenzó estudiando diseño gráfico y tras recibir su título en el 1996, experimentó sus primeros pasos en agencias de publicidad de su ciudad, hasta fundar su propio estudio de comunicación visual. En 2003, en busca de nuevos desafíos, viajó a España donde reside desde entonces y comenzó a disfrutar del camino profesional como director de arte y diseñador gráfico freelance. Si bien el arte ha sido siempre uno de sus grandes amores desde pequeño, en este país tuvo la oportunidad de focalizarse más en trabajos artísticos como la ilustración, realizando trabajos tanto para el área editorial internacional, como para el ámbito textil, creando estampados para diversas marcas españolas. A pesar de haber coqueteado con el arte digital desde los 90´s, no fue hasta 2010 que decidió desarrollarse como artista utilizando el surrealismo pop como lenguaje y realizando su obra 100% con un ordenador, hasta 2017 que se abre a la maravillosa experiencia de pintar de manera tradicional, utilizando mayormente óleo sobre madera, exponiendo en diversas galerías y festivales de arte a nivel nacional e internacional. En 2018 dio sus primeros pasos en el customizado de Art Toys, realizando piezas únicas y más tarde la edición limitada de un sculpture toy, lo que le llevó a crear en 2019 y 2020 sus primeras esculturas en masilla epoxy y más tarde en arcilla polimérica. Actualmente su obra se encuentra expuesta y en colecciones privadas en los cinco continentes.

 

A través del juego lumínico de luces y sombras, de foco y contraluz, en una puesta en escena casi teatral, el conjunto de mi obra hunde sus raíces en un lenguaje surrealista, onírico, simbólico que lanza sin filtros y sin que medien razones, ni razón, las imágenes que rescato de los recovecos del inconsciente. Personajes tan tiernos como inquietantes, en entornos aislados y representadas en su propia existencia, crean por momentos una mitología personal dentro de este universo inconsciente. Muchos de ellos con apariencia inocente, en una mirada detenida, nos desvela ese niño, con frecuencia herido, que en todos habita. Este reconocimiento inmediato provoca una interpretación que oscila entre la dulzura creadora y la potencia nociva en una dualidad presente en la naturaleza misma, tan bella como destructora.