Tras la insurrección del Capitolio de Estados Unidos en enero de 2021 escribí "This Apple”. Seis meses antes, el Reichstag era asaltado por neonazis en Berlín. En ambos casos, banderas letales ondeaban en el cielo y el derramamiento de sangre era palpable: gotas de agua cautivas en el aire en un día caluroso antes de una tormenta catastrófica. Los medios de comunicación regurgitan incansablemente los horrores de los continuos asaltos a (lo que reclaman como) nuestras democracias. ¿Pero, qué hacemos nosotros, si es que hacemos algo? El nacionalismo en su perpetua cruzada por colonizar. ¿O es el capitalismo? ¿Hay alguna diferencia? ~ Melanie Teresa Bohrer
White lies carve canyons nace de esta reflexión y primer poema: ‘This Apple’, y lo hace como un libro de artista de dimensiones variables que se extiende en la totalidad del espacio de la galería y que solo se completa y activa con la participación del público.
Del mismo modo que las historias de nuestras naciones dejan en nosotros su impronta, también lo hacen las materias esenciales que conforman la pieza: el grafito y el óxido de hierro. Ambos pigmentos nos acompañan desde la Antigüedad, utilizados para marcar, teñir, conservar y corroer; materias aún muy presentes en nuestro día a día, con las que, conscientes de ello o no, estamos en contacto directo.
En el centro de la sala, se suma una pieza de seda extendida en forma de elipse - sin principio ni final, que nos invita a intervenir sobre ella a través de dos sencillos gestos: remendar o cortar, cada uno de los cuales dejará una impronta diferente sobre la tela (el hilo impregnado en óxido; la tijera en grafito) transformando a su vez la huella del otro.
White lies carve canyons es una propuesta abierta y colectiva que nos permite relacionarnos con la obra de la artista de forma sensorial no solamente a través de las manos, sino con todo el cuerpo y especialmente con nuestro cuerpo en conversación con los de otros; explorando cómo a través de acciones cotidianas, coser y cortar, y fuerzas necesarias, construir y destruir, hilvanamos el tejido conectivo que nos conforma como sociedad.