Juanma Moreno Sánchez

Juanma Moreno Sánchez - Noche en el Museo

Biografía del Artista: Juanma Moreno ( Alcalá la Real, Jaén, 1986), Licenciado en Bellas Artes y Máster en Desarrollo de Aplicaciones para web y dispositivos móviles, pone en marcha un nuevo proceso creativo experimental, que busca explotar las posibilidades de la Inteligencia Artificial para abrir caminos en el ámbito de la expresión artística visual. Propone una nueva metodología de creación, en la que el punto de partida está en la obra reciente del autor, sobre la que una serie de redes neuronales, con diferentes capacidades, producen contenido nuevo y a la vez auto-referencial. Este resultado es re-interpretado por el artista. Este proceso “de ida y vuelta” potencia la reflexión sobre el propio lenguaje artístico, sobre el lenguaje generado por la máquina, y por la interacción entre ambos en uno y otro sentido. En su trayectoria destacan la beca de producción The Pollock-Krasner Foundation, Nueva York , Fundación Antonio Gala para jóvenes creadores, 10ª promoción, Córdoba , GlogauAIR Residence Program, Berlín y el 1er Premio “Becas Lefranc&Bourgueois de creación artística”, Granada . Ha expuesto en numerosas exposiciones individuales y colectivas y sus obras se encuentran tanto en colecciones públicas como en varias colecciones privadas en España y Alemania.

 

El Valle Inquietante de Juanma Moreno Sánchez Por Marisol Salanova En los cuadros de Juanma Moreno Sánchez (Jaén, 1986) hay muchos detalles que invitan a detenerse, al mismo tiempo que inquieta el propio deseo de recrearse en ellos. No son piezas de consumo rápido, de esas que el público descartaría pasando por delante unos segundos. Algo suscita el interés y la atracción por medio de elementos grotescos o perturbadores que irrumpen en la composición y provocan cierta admiración, seguida de una inmediata incomodidad. Uno de los secretos que guardan es el hecho de que tales elementos hayan sido inspirados por una inteligencia artificial generativa. Sí, estamos ante paisajes oníricos y retratos de seres extraños que surgen en parte, de la imaginación del artista y en parte de la experimentación que lleva a cabo con un sistema autónomo. Así, somos capaces de identificar figuras que nos son familiares pero encontramos masas indeterminadas, personas con extremidades de más y plantas u objetos en yuxtaposiciones inusuales. Recuerda levemente a aquellas escenas de Lucien Freud donde descubríamos personajes con tres brazos o tres piernas, en una singular mezcla de figuración y surrealismo. Del mismo modo, la carne, la fisicidad, cobra importancia en la obra de Moreno Sánchez con un lenguaje plástico que compagina tradición e insolencia, traspasando en ocasiones los límites del pudor. La teoría del Valle Inquietante proviene del campo de la robótica, fue elaborada en los años 70 del siglo pasado y tiene sentido en el marco del trabajo de Moreno Sánchez. Originalmente sostiene que cuando las réplicas antropomórficas se acercan en exceso a la apariencia y comportamiento de un ser humano real, causan una respuesta de rechazo entre las personas. Nos cautiva lo humanoide por semejante y nos repele porque, según la teoría, activa el temor subconsciente a que todos nosotros seamos, también, sistemas mecánicos sin alma. Esto entronca con la angustia de incertidumbre sobre la percepción y la tendencia hacia una codificación predictiva. Queremos predecir lo que va a ocurrir en nuestra cotidianidad y en los cuadros que contemplamos, si no lo logramos la sensación es agridulce. Resulta emocionante por un lado y frustrante por otro. Nada malo está sucediendo en las escenas representadas sin embargo observamos un contexto de tensión que es constante, subyace a cada una de las obras del artista que componen el proyecto expositivo. Va a ocurrir un acontecimiento siniestro, la pintura parece señalarlo. Nos muestra el momento previo al desastre, un caos controlado de criaturas indeterminadas, confusas, expectantes y hermosas en su rareza. De hecho, es recurrente la presencia de naranjas, frutas que aluden a la caducidad de todo lo bello, haciendo referencia a lo efímero y corto de la vida. Pero también a que tal vez se masca la tragedia, porque tanto en la pintura como en el cine la aparición de naranjas se suele emplear a modo de metáfora para indicar que se avecina un problema o una traición. Schiller explicaba desde la filosofía que cuando sentimos que se aproxima “lo triste, terrible y horrendo nos atrae con una fascinación irresistible”. Aunque la mayoría de las personas no lo reconozcamos. Y que justo los artistas pueden permitirse la libertad de plasmar eso ya que crean una ficción a partir de la que relatar el inconsciente. Aquello que escapa a la normatividad produce miedo, índice y signo del deseo que hace resonar, en lo más íntimo, algo desconocido que nos asusta que nos guste. En un ejercicio de liberación pictórica, predominando los tonos azules y un verde muy especial, diferentes texturas velan rostros serenos, detenidos y contenidos en cada obra. Animales de perfil solemne y naturaleza hibridada con pantallas de móvil, ordenador o tableta, pueblan un universo conceptual en el que lo abyecto cobra valor estético para devolver al espectador su oscuro reflejo.