Nacho Martín Silva

Nacho Martín Silva - La magia y los jueces

Técnica: Óleo sobre lienzo

Biografía del Artista: La obra de Nacho Martín Silva se articula en torno a una pintura proyectada desde inquietudes vinculadas a conceptos como lo fragmentario, el simulacro y la representación o lo verosímil. Tomando la Historia del Arte y de la humanidad o el propio proceso creativo como ejes, Martín Silva, mantiene una preocupación constante por como enfrentarse con la temática de fondo a través de la pintura, lo que da como resultado una obra polisémica que toma diferentes direcciones en su formalización. Nacho Martín Silva es licenciado en Bellas Artes por la Universidad Complutense de Madrid, ciudad donde vive y trabaja. Entre sus proyectos individuales más recientes destacan Il futuro non è ciò che era, comisariado por Tolo Cañellas, en Box 27 (Palma), y Tirar del hilo hasta quedar ciego en JosédelaFuente (Santander) en 2017, y El Gran Estudio, comisariado por Ángel Calvo Ulloa, en el Centro de Arte de Alcobendas (Madrid) en 2016. Ha participado en exposiciones colectivas en museos, galerías e instituciones internacionales como Galerie Sobering en París, Espacio Odeón en Bogotá y OTR Espacio de Arte en Madrid, entre otras, y su obra se ha mostrado en las últimas ediciones de las ferias ARTBO (Bogotá) y ARCO Madrid. Ha sido galardonado con el Premio Pilar Juncosa y Sotheby’s a la Creación artística en 2017, y su obra es objeto de análisis en la publicación Nacho Martín Silva de Juan Francisco Rueda editada por Nocapaper en 2016.

 

Martín Silva parte de imágenes fotográficas para, a través de diferentes recursos pictóricos como si de formas literarias se tratasen, componer pinturas que oscilan entre lo reconocible y lo sugerido, forzando al espectador a un arduo ejercicio de reflexión ante la imagen e invitándole a abandonarse en el disfrute de la pintura como hecho. La pintura parte de una fotografía de Hermann Landshoff en la que aparecen retratadosLeonora Carrington, Max Ernst, Marcel Duchamp y André Breton en NY 1942. Entre los diferentes lienzos que componen la pintura, Martín Silva introduce algunos que representan los dibujos infantiles de su hija y de algunas amigas y amigos de ella, que a veces realizan en el estudio del artista. La frescura, sencillez e intuición de estos gestos infantiles conviven con maneras académicas y conceptualizadas de entender la pintura en un sincero ejercicio de admiración a lo que podríamos entender como pensamiento mágico y hacia lo inesperado de la pintura. No en vano, el título. “ La magia y los jueces”, hace alusión al relato incluido en el libro de Daniel y representado por Tintoretto “Susana y los viejos” en el que una joven «muy bella y temerosa de Dios», esposa del rico Joaquín, a quien dos viejos espían durante el baño. La intentan obligar a tener relaciones sexuales con ellos, diciéndole que, si no accede, dirán que se ha quedado sola, sin sus doncellas, para estar con un joven. Susana no cede a sus amenazas. Entonces los viejos la acusan de adulterio y consiguen que se la condene a muerte. Interviene entonces el profeta Daniel quien, interrogando a los ancianos, acaba probando la falsedad de la imputación, con lo que Susana se salvó y los ancianos fueron ejecutados. Bien podría tratarse la pintura que observan Duchamp (que proclamará la muerte de la pintura) y Max Ernst de una metáfora de Susana y los observadores de los jueces; bien podría tratarse los lienzos que no representan dibujos infantiles del cuadro de Nacho de los jueces y los que copian los motivos infantiles de la magia... Las lecturas de las pinturas de Martín Silva son tantas como miradas reciben.